martes, abril 6

SIN MANUAL

Dicen que los niños no vienen con un manual debajo del brazo, a los padres adoptivos además de ese libro de instrucciones para criar a los hijos deberían darnos otro: el “Manual de Respuestas a preguntas y comentarios impertinentes”. Este manual seria muy útil y además lo consultaríamos muy a menudo, ya que raro es el día en que no tenemos que enfrentarnos a alguna de estas situaciones.

Las preguntas impertinentes suelen empezar cuando dices que vas a adoptar: ¿no te da miedo?, ¿y no te preocupa no saber nada de sus verdaderos padres, y si su padre era un alcohólico, o un asesino?, ¿y si tiene problemas, si está enfermo, si va retrasado en el colegio, si no es inteligente...?. Cuestiones todas ellas lícitas y quizá hasta razonables pero claramente impertinentes. ¿Está garantizado que un hijo biológico estará sano, será inteligente y destacará en el colegio?, ¿da menos miedo parir un hijo que adoptarlo?, ¿se hacen los padres menos preguntas sobre el futuro de sus hijos cuando no son adoptados?.

Tengo la increíble fortuna de haber adoptado dos preciosos tesoros, uno en Ucrania y otro en Kazajstán, y haber recibido años después una sorpresa biológica que está a punto de cumplir un añito. Mi hija tiene unos maravillosos ojos almendrados, negros como la noche y por sus rasgos asiáticos es evidente que es adoptada. Mi hijo mayor, sin embargo, es rubio con ojos azules, no se parece físicamente en nada a mi pero según dice la gente “podría ser mío perfectamente”. Cuando paseo con mi hija por el supermercado la gente nos sonríe y como la situación se explica sola no suelen hacer comentarios, aunque no faltan aquellos que con su mejor intención comentan “que obra tan buena habéis hecho, que ricas son estas niñas (asi, en plural, generalizando) que suerte ha tenido esta cría”.

Pero mis comentarios favoritos, para los cuales me vendría muy bien el manual ese, normalmente surgen cuando alguien a quien conocemos desde hace tiempo descubre que Alex es adoptado. Hay varias versiones:

“que me dices, no había notado nada”
“uy, no tenía ni idea de que no era tuyo”
“ si no lo dices, no lo notaría nadie”
“ pero si parece tu hijo de verdad”

Todo esto lo he oído de personas supuestamente inteligentes, de amigos incluso, por supuesto, mi hijo también lo ha oído. Gracias a Dios, cada día menos. No se en que creen que se tendría que notar que es adoptado, que diferencia creen ellos que existe entre criar a un hijo que ha nacido de tus entrañas y criar a un niño que ha crecido en tu corazón, ¿no quieren los hombres a sus hijos y no los han parido?. Y tampoco entiendo que quiere decir que no es mío de verdad, ¿tener un hijo es sólo dar a luz, un acto fisiológico sin mas?, ¿no cuentan los muchos años que vienen después, las noches en vela desde las fiebres infantiles a las primeras salidas de adolescencia, los mil momentos vividos juntos, los cuentos antes de ir al a cama, los deberes, los disgustos, las tiritas, enseñarles a montar en bici, las primeras palabras, los millones de abrazos y besos, enseñarle a crecer, a respetar, a sentirse seguro, a enfrentarse a los problemas, ayudarles a ser y a hacer lo que quieran y lo que puedan, intentar hacerles felices?

Espero que llegue el día en que sepa como responder a esos comentarios o en que la gente, la bienintencionada gente, le quite el adjetivo calificativo a MIS hijos, que son, por supuesto todos mios, los que parí con todo el sufrimiento y dolor burocrático y administrativo posible y el que llegó por cesárea en un hospital, porque son todos parte de mi alma que es tan mía como mi cuerpo, porque son lo mas importante de nuestras vidas, porque la adopción es solo el camino por el que dos de ellos llegaron a nosotros, y no nos importa que se note o se sepa que son adoptados, esa es su historia, su equipaje, parte de lo que les hace ser quien son: unos niños maravillosos, cariñosos, valientes, brillantes, supervivientes del abandono, que han querido adoptarnos y que nos hacen felices cada día. Mis hijos, los tres, no pueden ser mas de verdad, mas míos, mas queridos y deseados, así los amo y así los siento, y algún día no nos harán falta manuales porque cuando la gente nos mire a mi hija de ojos rasgados, a mi cosaco rubio, a nuestro bebé con mis ojos y la sonrisa de su padre, a mi marido escocés y a mi, solo verá lo que realmente somos: una familia.

1 comentario:

  1. He visto tù blog casi por sorpresa.Y este articulo me ha gustado mucho,y,me ha tocado profundamente.
    Son madre de cuatro niños,y,mi hijo mayor es producto de una relación anterior.Mi marido lo ha criado junto conmigo desde sus cuatro añitos,y,siempre que habla de sus hijos menciona cuatro.Màs de una vez hemos escuchado"que suerte que tiene este niño de que lo hayas aceptado","Me parecia que no podia ser tuyo por que no se parecen".Mi esposo màs de una vez ha dicho"Mi corazón tiene cuatro hijos".Pero la gente insiste,y,mi hijo ahora ya mayor ha crecido con comentarios de este estilo...Creo que un hijo es él que se educa,ama,y,cria a lo largo de la vida.Felicidades por los tres que tienes!

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