sábado, mayo 25

EN LA DISTANCIA

¡Ay, Yaya, cuantas cosas te estás perdiendo!. Parece mentira pero mis pequeñas fieras cumplen este verano 11, 7 y 4 años, es increíble que hace solo unos años estuviéramos sufriendo porque no llegaban los niños y ahora tengamos esta maravillosa familia numerosa, qué lejos parece aquella angustia, aquella lucha, aquellos tratamientos horribles que me ponían el cuerpo del revés, aquella frustración inmensa de llevar un hijo en el alma y no poderlo abrazar. ¡Si nos vieras ahora!, todo el día corriendo de un lado a otro como pollos sin cabeza (traducción literal de una frase de tu "nieto" escocés).... . Si, hija, si, se hicieron esperar, pero la recompensa valía mil veces la espera. 

Claro, claro que nos dan mucha guerra, ¡muchisima!, me dan la paliza entera como tu nos decías de pequeñas, pero no lo cambiaríamos por nada del mundo. Ya sabes que siempre le tuve gusto a la fisioterapia, pues ahora ya no es vicio, ¡es necesidad!. Creo firmemente que la fisioterapia es la mejor amiga de una chica (y si es una fisio tailandesa que te pisotea la espalda y te estira como si fueras un chicle, eso ya es lo mas).

Si los vieras, Yaya.... si vieras a estos tres tesoros, tan distintos, tan brillantes, tan divertidos, tan perfectos... Mi cosaco hecho ya un hombre, ya sabes, hermoso y rubio como la cerveza, con esos ojos color cielo que cambian de color con el sol, con esas manos largas, grandes ya como las mias, mi niño tierno casi preadolescente, listo, zalamero, inquieto, curioso. ¡Cómo nos cambió la vida su llegada!, el momento en que ví a Alex por primera vez es sin duda el más importante de mi vida, el primer minuto del Año Cero, de una nueva vida, de una vida con mi corazón latiendo fuera de mi pecho. No sabes lo bien que te lo pasarías con él, tenéis el mismo sentido perverso y pícaro del humor. ...Y me puedo imaginar como estaría mi princesa con esos vestidos de nido de abeja primorosos que nos hacías de pequeña. Mi hija es una belleza, Yaya, por dentro y por fuera, un auténtico tesoro, una niña con mil talentos, y tú que pensabas que nosotras éramos inteligentes... ¡Katie me da mil vueltas!. Yo creo que por fin hubieras conseguido tu sueño de enseñar a coser a alguna de tus niñas; con Katie seguro que hubieras hecho carrera, ya maneja la maquina de coser y se pasa el día diseñando vestidos (no, mujer, claro que no la he enseñado yo, si no aprendí de tí que eras una máquina de hacer punto, una joya de la costura, no había esperanza de que aprendiera más tarde. Yo sigo sin saber coser ni un botón...). A veces me la llevo de compras y a hacer cosas de chicas, como nos llevabas tu por la calle Goya los sábados por la mañana, hubiéramos sido un espectáculo Katie, tu yo comiendo jacobitos y tortitas en el VIPS (no, Yaya, ya sabes que no podría ser en California 47, habrás visto desde el cielo que ahora es un Zara....) y criticando la ropa de niños de El Corte Inglés... Katie es muy perfeccionista. como tú, no pasa ni una. Cada vez que voy de compras te recuerdo observando con detalle cada jareta, levantando con tu dedo acusador cada volante y chasqueando la lengua en desaprobación..... Le hablo mucho de lo bien que cosías y de aquel cuartito mágico lleno de cajones abarrotados de botones de colores, cremalleras y carretes de hilo en el que jugábamos a las tiendas.

Y que te puedo decir de Nico, mi bebé, mi chiquitito, mi niño milagro, la guinda del pastel, hemos debido ser muy buenos en otra vida porque cuando ya pensábamos que el mundo era perfecto Dios nos envió esta sorpresa. Cuatro años cumple ya, y no ha parado de hablar un minuto desde los 18 meses, habla mucho, habla muy bien, como un ministro que diría el abuelo (aunque ya por entonces los ministros dejaban bastante que desear) pero bilingüe (si, ya se que es poco frecuente en España), dice Mamá que igual que hablaba yo de pequeña, y cada vez que abre la boca me lo comería a besos. ¡Cómo os reiríais con él, Yaya, se os caería la baba!. Tiene las cejas perfectas de tu madre, mis ojos y todo lo demás de su padre, es una mezcla perfecta, un coctel explosivo, una versión mejorada de nosotros. Todavia no me creo que yo haya podido crear este niño perfecto, esta personita maravillosa, este pedazo de vida.  

Mis niños crecen, entre besos y broncas y risas se me hacen mayores, cada día es una aventura, mil anécdotas que dan para varios posts, docenas de miedos, pequeños triunfos, muchas alegrías, amor sin medida. Mi niños preciosos crecen, Yaya....
cuantísimas cosas te estás perdiendo.......


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